sábado, 28 de mayo de 2016

TESTIMONIOS

Un alemán de procedencia turca, Murat Kurnat, testificó que le hicieron tomar pastillas afirmando que era una medicina contra la malaria. Al tomar una de ellas se sintió sin fuerzas, empezó a sudar y sufrió dificultades respiratorias. Tras investigar este caso se averiguó que a los presos de Guantánamo les daban mefloquine, un remedio contra la malaria. Sin embargo esta enfermedad no se registra en Cuba, y los militares estadounidenses en Guantánamo nunca suelen tomar medicinas contra este mal. Además, la dosis diaria de la medicina superaba cinco veces la cantidad recomendada para una semana.
Otro obstáculo que reveló Kurnats en sus declaraciones es la falta de asistencia médica apropiada en el campo. Dijo que durante dos años sufrió un dolor agudo de dientes, pero no recibió ninguna ayuda ni tratamiento. A menudo sufrió dolores de cabeza: "A la petición de que me dieran una pastilla me solían contestar que si daba testimonios, recibiría la medicina e invitarían a un médico para que me ayudara". Según Kurnats, algunos presos acordaban estas condiciones y después de ello recibían asistencia médica realmente.


Clarín Moazzam Begg, un musulmán británico que fue arrestado por error por EE.UU. Sufrió tremendas torturas y fue confinado cuatro años en Guantánamo

"Lo peor fue en Kandahar cuando llegué a manos de los norteamericanos: ser arrastrado por el piso, desnudo, esposado, a patadas en el cuerpo y en la cabeza. Ser fotografiado, afeitado, golpeado con las bayonetas y los bordes de los fusiles, insultado, escuchar los gritos de otros detenidos. Eso fue la introducción. Después fui atado en una posición imposible, que producía un inmenso dolor en las piernas y en los brazos. Bagram fue aún peor: vi a otra gente morir, vi dos personas torturadas hasta morir, fui amenazado por la CIA"

"El mayor desafío es la monotonía y cómo sobrevivirla cada día. Es imaginarse sentado en la más pequeña habitación de su casa continuamente, 5 minutos, 5 horas, 24 horas. Es un continuo sentido de la monotonía. Es pensar. Pensar hasta que uno se vuelve loco, como yo algunas veces. En el campo 5 y 6, la celda es confinamiento solitario aunque la gente puede hablar una con otra. Pero el confinamiento ha conseguido que muchos detenidos tengan aislamiento mental y se vuelvan locos. Cada día no hay esperanza."

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